lunes, 15 de agosto de 2011

IS QUI EST EST IS QUI NON EST CONSECTATUR

A que me quedó de un fino exagerado el título? Eh!

Aclararé que la frasecita no es mía, la lleva Pinito tatuada de nacimiento en su cuello. Parece que viene a ser una especie de declaración de intenciones, con latinajos por medio, que quedan muy cultos, supongo. En resumen, desde una lengua con más años que mi tatatararuelo, el latín, y con un intento de traducción muy propia, de andar por casa, dice algo así como: "Hay gente que nace con un don y otras que se lo tienen que currar un montón". (Hará falta que aclare?)  grupo éste último, el de los currantes eternos, al que pertenezco, y realidad que trae consigo, que  un día sí y otra también, para que las cosas vayan muy poco a poco saliendo, le tengo que poner muchas ganas y dedicación a esto del ciclismo.  Intentaré explicar lo que barrunto:

Me doy ánimos a mí mismo diciéndome que quedar entre los diez primeros en una prueba en la que participan hasta 90 corredores de Galicia, Euskadi, Asturias, Cantabria, ..., es muy buen resultado.  Pero lo cierto es, que sin querer parecer presuntuoso o medio gili, me da la sensación de que con un poco más de cabeza en el momento oportuno, habría logrado algo mejor. Sinceramente, me sabe a poco.

Por si no fuera suficiente, una de las semanas pasadas compartí mi estancia en Cantabria durante más tiempo del deseado con un virus, que me ha tenido con fiebre alta y con cincuenta y pico kilos de dolor, que trajeron consigo que ni pudiera desplazarme para participar en Tenerife en la Copa Cabildo, ni en el campeonato de Cantabria que se celebró en Casar de Periedo, ni a los entrenamientos siquiera. Nada de nada. …. Silloning de fondo y cara de pocos amigos.

Pero como dice Pinito: para mí no queda otra que perseverar. Por eso este sábado nos fuimos los cadetes del Piélagos a tierras alavesas, en Euskadi, y participamos en una contrarreloj individual de ocho kilómetros aproximadamente. Entre la localidad de Agurain y el alto de Opakua.

Se trataba de una cronoescalada, que a priori me venía de perillas para mis condiciones de hacía un par de semanas, pero no las tenía todas conmigo tras el fiebrón sufrido. Habíamos salido bastante temprano desde Cantabria como para que Moli, nuestro entrenador, nos llevara a ver el recorrido. La crono se disputaba en una carretera en regular estado, sin viento y con nubes, en la que tras tres kilómetros de ligera subida continuaban cinco de rotunda rampa hasta la meta.

Habiendo salido ya cinco de los casi cincuenta corredores que en total participarían, con un minuto de diferencia entre cada uno de ellos, me tocó a mí con el apoyo de Moli desde el coche del Piélagos, hacer realidad la cartografía de esfuerzos que había esbozado al visualizar el recorrido de la carrera momentos antes. Me dispuse a hacerlo lo mejor que me permitieran las piernas.

Fue fantástico volar sobre el asfalto con Pinito. Un golpe de moral, rebasar paulatinamente durante la realización de la prueba a los cinco corredores que habían salido antes. Una inyección en el ego, haber conseguido superar en la prueba a un montonazo de gente que cuenta con todo mi respeto. Y un triunfo personal haber compartido pódium con el vencedor y compañero de equipo Pablo Noriega y con el segundo,  compañero de ruedas y de la blogosfera, Sergio Fernández.  



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