jueves, 28 de julio de 2011

PRIMERAS PEDALADAS EN CANTABRIA

                                                                                                                           Foto cedida por Javier Linares

¡Qué comienzo de semana: Lunes y martes competición. El martes de la semana que viene, más!

Qué trajín de cambios!

En estos días, tras los campeonatos en Caspe, he reubicado mi vivencia ciclista de verano en Santander. He sustituido los tonos marrones con fondos azules de Canarias, por los verdes sobre gris explosivo de Cantabria.  He pasado del perfil mordido sobre roca volcánica, a las turgentes  praderas tamizadas por los cultivos de millo. De mi toponimia archiconocida: Telde, Guayadeque, Jinámar... A la que poco a poco se va haciendo sitio en mi oído: Cacicedo, Igollo, Camargo,...


De todas formas, aún tengo que hacer algunos arreglos. Resulta gracioso, que como en casa, aún piense en ritmos caribeños mientras meneo caderas a golpe de pedal para acompañar mi dieta cotidiana de kilómetros, cuando sin embargo el paisaje me pide reproducir mentalmente las emocionantes gaitas del himno de batalla escocés. Ya iremos viendo...


Respecto a las carreras, el lunes en Ongayo y el martes, Santa Ana en Puente Arce.  En Ongayo no había recorrido sino la primera vuelta de las cinco previstas, cuando partí el cable del cambio. Vaya momento para romperse! No me quedó otra. Al no poder cambiar piñones en las cinco rampas previstas, intenté cumplir con el equipo hasta donde pude. Menudo fiasco!


El martes, en Santa Ana, ya la harina fue de otro costal. Santa Ana es la festividad de Puente Arce, un  pueblito situado a 40 metros de altitud sobre el nivel del mar. A mitad de camino entre Santander y Torrelavega, en el municipio regado por el río Pas, denominada Piélagos y que le da nombre a nuestro equipo. El recorrido dispuesto era de 54,5 kilómetros con final en rampa en la ermita del mismo nombre, Santa Ana .


No hacía sino un día de la incidencia de Ongayo y ya el martes a Pinito le habían dado el alta hospitalaria. El Doctor Moli la había operado con urgencia, sustituyendo los cables musculares, poniendo al día los sensores de información neuronal e implantando y recolocando los tubulares de ambas extremidades. Puesta a punto fantástica!


La carrera pasiega empezó con una salida neutralizada de un km más o menos, engañosamente lenta para la manera en que se disparó después, hasta el punto que tuve que emplearme con energía para no ocupar plazas en los puestos rezagados. Pese a la rápido que íbamos se producían de vez en cuando algunas escapadas que entre todos intentátabamos vigilar. 

A mitad de prueba se produjo una atacada seria del equipo Incera que logramos neutralizar, instante en el que, aprovechando el bache de fuerzas por el desgaste previo, y siguiendo al pie de la letra el manual de tácticas básicas, contraatacaron los tres mosqueteros del pelotón: Noriega, Linares y Cortina, que representaban a tres de las escuadras más fuertes y a los que, por tanto, no se les dio caza por parte de la grupeta general. 

De esa forma, ya menos nerviosos y en formato de pelotón general aprovechamos para avituallarnos e intercambiar impresiones con Manu, ahora que había vuelto a la competición el sprinter poderoso del Piélagos. Al final, rampa de consideración en la que cada uno gestionó la fatiga acumulada como pudo. 

Definitivamente fue un pletórico Pablo Noriega, de nuestro equipo el Piélagos, quién logró la victoria en la carrera junto a la de la meta volante y el premio a la montaña. El complemento Iván y el que les escribe, que hicimos 4º y 10º respectivamente,obteniendo así, junto a Pablo, la victoria para el equipo. Todo un éxito para el Piélagos que en casa se mostró fortísimo.

El martes que viene toca Candás, en Asturias. Será la siguiente prueba en el calendario cantabroastur de cadetes, y a la que, después del triunfo obtenido, tengo la impresión que nos encaminamos con renovadas ilusiones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario