Ten paciencia. Espera que te cuente un par de impresiones y te pongo abajo un enlace para que sigas viendo la segunda parte del Informe Robinson: Cerca del ciclismo.
La verdad que está guapísimo. A que sí? Lo he visto ya tres veces y aún se me ponen los pelos de punta de la emoción. Estaba en ello cavilando y consideré que si lo piensas bien y salvando las respetables diferencias de edad, kilómetros, capacidad de sufrimiento, profesionalidad,... Se trata del retrato cotidiano de lo que hace uno durante todo el día. Lo que pasa que en el caso mío, en plan doméstico, sin primeros planos con fondo desenfocado y sin banda sonora.
Después de ocho o nueve horas entre algodones, la musiquilla del móvil me despierta con una melodía, que aunque suela cambiarla por las noches con cierta frecuencia para que me traiga a este mundo de la forma más angelical y relajante posible, por las mañanas inexorablemente se transforma en sintonía diabólica, estridente y puñetera. Con esa mezcla de deseos perturbadores, de ensoñaciones que aún zumban y de la entrada paulatina de las expectativas del día, me quito las telarañas del sueño en el baño.
Ya el estómago se ha desperezado y me toca a la puerta. Pongo en marcha el mp3 y le doy al "on" del pelador de frutas manual con cuchillo, del exprimidor de naranjas a partir de muñeca giratoria y de la tostadora que calienta las rebanadas sobre las que volcaré algo de mermelada. Termino preparando un bocata para el descanso en el instituto. Todo muy recomendable: Vitamina C, E, proteinas, hidratos de carbono, .....
Al salir del instituto y aunque haya llevado un tentempié generoso, el estómago aulla exigente otra vez. Hoy toca en el almuerzo pasta y algo de carne, con un yogurt de postre, que tengo series. Dos horas en la carretera con entrenamiento y al llegar a casa me esperan las series de flexiones y de abdominales, para que ni el tronco ni la espalda se lleven disgustos por los kilómetros de bicicleta que la semana acumula.
No tardo mucho en ducharme con mi música otra vez y servirme una merienda pletórica de cereales. A llenar otra vez los depósitos musculares, ahora que son muy receptivos a recargarse. Mi padre esta semana lo pillé preguntando al oído de la cajera del Mercadona si no tenían tarjeta de cliente VIP.
Con las piernas en estado de queso ahumado, restan un par de horas para repasar un poco los libros de texto, hacer trabajos, tareas y abrir el tuenti para ubicarme en el mundo exterior. Por cierto ya se creó la página de los campeonatos de España de cadetes 2011, con los hoteles, perfiles de etapas, calendario de competición, ... En dos semanas estamos en Caspe, Zaragoza.
Los días de competición, si son en la isla, en una o dos horas los hemos liquidado, pero si son en Tenerife, prepárate para necesitar tres horas en barco, una hora hasta el puerto y otra hasta el lugar de la competición. Horas y más horas desde el mediodía del sábado: hacia el alojamiento, hasta el lugar de la cena, desplazamiento a la carrera, al almuerzo, ... . No paras de hacer kilómetros, hasta llegar a casa el domingo por la tarde. Y no hay guagua desde luego, ni ducha, ni masajista esperando con sonrisa cariñosa en la habitación. Que va! Coche de equipo en el que nos apretamos equipajes, bicicletas, llantas, repuestos para previsibles averías, participantes, entrenadores y que adopta instantáneamente formato de vestuario, merendero, vehículo de avituallamiento o transporte.
Yo además añadiría al reportaje una cuestión importante y a la que no se alude sino puntualmente, la seguridad. No sólo en la carrera sino en los entrenamientos. Nos pasamos una parte importante del día entrenando en el medio más peligroso que existe en la actualidad, la carretera. Un medio en donde los accidentes y los resultados traumáticos son considerables y no me voy a poner en plan estadístico sobre la lesividad vial en la bicicleta porque seguro que algún padre va a pensárselo demasiado la próxima vez que haya que entrenar. Somos uno de los usuarios más débiles en cuanto a seguridad vial, máxime si tenemos en cuenta que para el resto de deportes se suele tender hacia un circuito cerrado en que se controlan las incidencias y en los que la ropa y los medios técnicos de seguridad, cascos, espalderas, ... han evolucionado acorde a las nuevas tecnologías. En el ciclismo en ruta lo que vale es el menor peso y el recorrido más espectacular. Los coches que pasan a velocidad junto a uno dando bocinazos, lo normal.
Yo además añadiría al reportaje una cuestión importante y a la que no se alude sino puntualmente, la seguridad. No sólo en la carrera sino en los entrenamientos. Nos pasamos una parte importante del día entrenando en el medio más peligroso que existe en la actualidad, la carretera. Un medio en donde los accidentes y los resultados traumáticos son considerables y no me voy a poner en plan estadístico sobre la lesividad vial en la bicicleta porque seguro que algún padre va a pensárselo demasiado la próxima vez que haya que entrenar. Somos uno de los usuarios más débiles en cuanto a seguridad vial, máxime si tenemos en cuenta que para el resto de deportes se suele tender hacia un circuito cerrado en que se controlan las incidencias y en los que la ropa y los medios técnicos de seguridad, cascos, espalderas, ... han evolucionado acorde a las nuevas tecnologías. En el ciclismo en ruta lo que vale es el menor peso y el recorrido más espectacular. Los coches que pasan a velocidad junto a uno dando bocinazos, lo normal.
Otra cosas para añadir sería el aspecto económico. Porque claro en un equipo pro, los gastos van por cuenta de la casa, pero en un equipo amateur como el mío tienes que encargarte tú mismo no sólo de la bicicleta, sino de su mantenimiento. Y en mantenimiento no sólo me refiero al mecánico y a los repuestos, que salen una pasta, sino hasta el masajista, el médico, la prueba de esfuerzo, el dietista, el biomecánico,... Y a mi hermano con su coche que lo tengo toda la semana que si la llanta, que si la cadena, que si los neumáticos, ...
Y a todas estas, mi categoría es de cadetes, los chiquitines del espectáculo en estas islas alejadas del mundo de las dos ruedas sin motor. El año que viene paso a juveniles y las horas de entrenamiento, de alimentación, de idas al mecánico y de carretera se doblarán. Habrá que hacer malabarismos para compaginar todo con los estudios, esos que previsiblemente me darán de comer.
Y pese a todo, me he sentido genial al ver el vídeo, me brincan las endorfinas y me dan unas ganas tremendas de saltar sobre la bici y tragarme la isla a pedaladas al apreciar cómo voy recalando a este deporte apasionante, en el que descubro amigos, alegrías y las motivaciones que suponen un reto decisivo.
Aquí el enlace de la segunda parte. Que lo disfruten!!!! .
Aquí el enlace de la segunda parte. Que lo disfruten!!!! .
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