martes, 30 de agosto de 2011

HASTA PRONTO CANTABRIA!


Vaya idea se le ocurrió a Moli para despedir mi temporada veraniega! Pero vayamos por partes.

Se va acabando el verano y hay que volver a casa, Gran Canaria.

Ayer tarde hice las maletas y tomé el avión por la noche para Granca. Tocó recoger los bártulos, realizar un último entrenamiento de dos horas por la carretera de Torrelavega, despedir a quienes habían compartido estas últimas seis semanas dentro y fuera del pedal, y hacer balance  mientras sobrevolaba la Península y el Atlántico ...

Casi mes y medio de entrenar en las carreteras de Cantabria. De tomar el tren de Renfe para Corrales en Nueva Montaña o el Feve para Torrelavega en Adarzo. De llenar la despensa desde el Mercadona del Alisal o desde el Carrefour de Peñacastillo. De vestir los colores del Piélagos una o dos veces a la semana por los pueblos de Asturias, Euskadi y Cantabria. De conocer muchísima gente que huelen a ciclismo.

Qué chungas las despedidas!!

Y como decía antes, a Moli, mi entrenador del Piélagos, se le ocurrió una idea genial para despedir mi verano aquí en el norte peninsular. Nada mejor que participar este sábado pasado en Guipúzcoa, en el V Gran Premio de Urretxu, una carrera de la categoría juniors pero en la que participan los cadetes de segundo año, como es mi caso.

Me proponía un reto en realidad. Había que afrontar una categoría deportiva en la que la relación de plato y piñones no es igual, y en la que el salto técnico principal se produce en la distancia. Las pruebas en júnior pasan de recorrer en torno a 60 Kms., a los 90 Kms.

En Canarias no existe la posibilidad de que los cadetes compartan una misma prueba con los juniors en igualdad de condiciones técnicas y de distancia, y me entusiasmé con la ocasión de poder medirme. De saber en realidad como sería mi transición de categoría al día de hoy.

El V Gran Premio de Urretxu, Guipúzcoa, resultó ser una prueba de unos 82 kilómetros, que recorría la comarca de Goierri: Azkoitia, Loiola, Legazpi, Azpeitia, Zumárraga, con dos pasos puntuables para la montaña, los Altos de Gabiria y Eizaga y con llegada final a Urretxu.

A las 16:00 horas tomamos la salida casi noventa ciclistas entre juniors de primer y segundo año y cadetes de segundo año. La prueba se mantuvo ágil durante todo momento, resultando la velocidad alucinantemente endiablada durante los descensos. Prueba de ello es que la corredora de 24 años Izaro Lasa, al finalizar el descenso del Eizaga y en una recta, al parecer hizo el "afilador" con el corredor que le precedía, cayendo sobre el pavimento y sufriendo una grave lesión a consecuencia de la cual continúa hospitalizada. (Espero y deseo una pronta recuperación).

De los 71 corredores que llegamos a meta, obtuve el puesto nº 24, quinto de los cadetes. Para ser la primera vez que superé los sesenta kilómetros, la carrera no me resultó tan exigente físicamente y quizás pequé de demasiado cauto esperando que se agotara el glucógeno y llegara el "hombre del mazo". La velocidad a la que se desarrolló todo fue tal que no hubo tiempo sino para trazar las curvas y elegir sobre la piel del asfalto la trayectoria más segura, pero me lo pasé muy bien con un grupo nuevo de compañeros en el que brilló con luz propia Ángel de Julián, que logró un destacado segundo puesto. Al final resultó una despedida muy especial en la que despejé las dudas e incertidumbres que tenía sobre la distancia y que me hizo renovar ilusiones y retos para el año que viene.


Hasta pronto a todos!!!!!!

lunes, 15 de agosto de 2011

IS QUI EST EST IS QUI NON EST CONSECTATUR

A que me quedó de un fino exagerado el título? Eh!

Aclararé que la frasecita no es mía, la lleva Pinito tatuada de nacimiento en su cuello. Parece que viene a ser una especie de declaración de intenciones, con latinajos por medio, que quedan muy cultos, supongo. En resumen, desde una lengua con más años que mi tatatararuelo, el latín, y con un intento de traducción muy propia, de andar por casa, dice algo así como: "Hay gente que nace con un don y otras que se lo tienen que currar un montón". (Hará falta que aclare?)  grupo éste último, el de los currantes eternos, al que pertenezco, y realidad que trae consigo, que  un día sí y otra también, para que las cosas vayan muy poco a poco saliendo, le tengo que poner muchas ganas y dedicación a esto del ciclismo.  Intentaré explicar lo que barrunto:

Me doy ánimos a mí mismo diciéndome que quedar entre los diez primeros en una prueba en la que participan hasta 90 corredores de Galicia, Euskadi, Asturias, Cantabria, ..., es muy buen resultado.  Pero lo cierto es, que sin querer parecer presuntuoso o medio gili, me da la sensación de que con un poco más de cabeza en el momento oportuno, habría logrado algo mejor. Sinceramente, me sabe a poco.

Por si no fuera suficiente, una de las semanas pasadas compartí mi estancia en Cantabria durante más tiempo del deseado con un virus, que me ha tenido con fiebre alta y con cincuenta y pico kilos de dolor, que trajeron consigo que ni pudiera desplazarme para participar en Tenerife en la Copa Cabildo, ni en el campeonato de Cantabria que se celebró en Casar de Periedo, ni a los entrenamientos siquiera. Nada de nada. …. Silloning de fondo y cara de pocos amigos.

Pero como dice Pinito: para mí no queda otra que perseverar. Por eso este sábado nos fuimos los cadetes del Piélagos a tierras alavesas, en Euskadi, y participamos en una contrarreloj individual de ocho kilómetros aproximadamente. Entre la localidad de Agurain y el alto de Opakua.

Se trataba de una cronoescalada, que a priori me venía de perillas para mis condiciones de hacía un par de semanas, pero no las tenía todas conmigo tras el fiebrón sufrido. Habíamos salido bastante temprano desde Cantabria como para que Moli, nuestro entrenador, nos llevara a ver el recorrido. La crono se disputaba en una carretera en regular estado, sin viento y con nubes, en la que tras tres kilómetros de ligera subida continuaban cinco de rotunda rampa hasta la meta.

Habiendo salido ya cinco de los casi cincuenta corredores que en total participarían, con un minuto de diferencia entre cada uno de ellos, me tocó a mí con el apoyo de Moli desde el coche del Piélagos, hacer realidad la cartografía de esfuerzos que había esbozado al visualizar el recorrido de la carrera momentos antes. Me dispuse a hacerlo lo mejor que me permitieran las piernas.

Fue fantástico volar sobre el asfalto con Pinito. Un golpe de moral, rebasar paulatinamente durante la realización de la prueba a los cinco corredores que habían salido antes. Una inyección en el ego, haber conseguido superar en la prueba a un montonazo de gente que cuenta con todo mi respeto. Y un triunfo personal haber compartido pódium con el vencedor y compañero de equipo Pablo Noriega y con el segundo,  compañero de ruedas y de la blogosfera, Sergio Fernández.